Los hechos:
- Un estudio de la Universidad de California muestra que el riesgo de miocarditis es mayor después de dos dosis de la vacuna de Pfizer que de ser hospitalizado por COVID para los niños de 12 a 15 años.
- Inglaterra y Noruega consideran que sólo se debe administrar una dosis a los niños de 12 a 15 años.
Reflexiona:
- Si ahora se revela nueva información sobre la relación riesgo/beneficio de las vacunas, ¿por qué hay tanta certeza en torno a su seguridad?
- ¿Podemos confiar en que la mayoría de las reacciones adversas están siendo contabilizadas y documentadas?
- ¿Cómo sabemos las complicaciones cardíacas a largo plazo de los adolescentes afectados por la miocarditis de la vacuna?
Un estudio de la Universidad de California concluyó que existe un mayor riesgo de que los adolescentes desarrollen una miocarditis después de dos dosis de la vacuna COVID-19 de ARNm, que de que sean hospitalizados a causa de la misma.
La miocarditis es una inflamación del corazón que puede provocar síntomas como dolores en el pecho, latidos irregulares y problemas para respirar. Los casos leves pueden remitir de forma natural, mientras que los casos graves pueden provocar la necesidad de un trasplante de corazón o la muerte.
La relación entre la miocarditis y la vacuna fue confirmada en junio por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), aunque afirmaron que los beneficios de la vacuna superan los riesgos.
Tras la confirmación de los CDC, las historias de adolescentes como Jacob Clynick empezaron a ser más publicitadas. Clynick, de 13 años, murió tres días después de recibir su segunda dosis de la vacuna de Pfizer. La información preliminar de los resultados de su autopsia mostraba un corazón agrandado, sin embargo, no se puso la causa en su certificado de defunción.
También está la historia del hijo de 17 años de Fabio Berlingieri, que se vacunó con Pfizer para poder asistir a la escuela y jugar al fútbol, aunque ya se había recuperado del COVID. Una semana después de la vacuna, su hijo se quejaba de un corazón acelerado y acabó en urgencias sin poder asistir al baile de graduación.
Además, Ernesto Ramírez, un joven de 16 años que murió cinco días después de recibir su primera dosis de Pfizer. El agrandamiento del corazón fue la causa registrada en su certificado de defunción, y su padre habla ahora sobre el consentimiento informado.
La investigación dirigida por la Dra. Tracy Høeg descubrió que los niños sanos de entre 12 y 15 años tenían una probabilidad de 162,2 casos por millón de sufrir un acontecimiento adverso cardíaco (EAC) como, por ejemplo, una miocarditis, después de dos dosis de una vacuna de ARNm.
Esto en comparación con una probabilidad de 26,7 casos por millón de que un niño sano de este grupo de edad sea hospitalizado con COVID en los siguientes 120 días.
Aunque la investigación del Dr. Høeg aún está pendiente de revisión por pares y ha sido criticada por utilizar el Sistema de Notificación de Eventos Adversos a las Vacunas (VAERS) en el diseño, el Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización (JCVI) del Reino Unido llegó a conclusiones similares.
Los datos del JCVI fueron referidos en un artículo de la BBC para analizar los beneficios y riesgos entre la primera y la segunda dosis de una vacuna de ARNm para adolescentes.
Una de las conclusiones de estos datos puede ser que, si se considera el riesgo de que un adolescente acabe padeciendo una COVID grave y necesite estar en el hospital, frente a la necesidad de estar en el hospital tras la doble vacunación, se espera que la tasa sea mayor con la doble vacunación.
A partir de ahora, Noruega y el Reino Unido solo ofrecen una dosis de Pfizer a los niños de 12 a 15 años, en lugar de dos.
A menudo oímos la historia extremadamente rara y desgarradora de un niño que muere a causa de la COVID-19, pero ¿con qué frecuencia oímos hablar de los numerosos casos de niños que experimentan acontecimientos adversos graves, a veces que alteran su vida, relacionados con la vacunación contra la COVID? ¿Cómo cambia esto la opinión sobre las vacunas?
