Estados Unidos se comprometió –en 2016– a poner en manos del gobierno ucraniano armamento suficiente como para librar y ganar una guerra contra Rusia. Con ese objetivo, el Departamento de Defensa de Estados Unidos organizó en Ucrania un programa de investigaciones biológicas con fines militares y además envió secretamente a Kiev cantidades enormes de material nuclear. Esos datos modifican radicalmente la lectura de esta guerra. No fue Moscú.
El 4 de marzo de 2022, durante un ataque de las fuerzas especiales ucranianas contra la central nuclear de Zaporijia –que ya estaba en manos de las fuerzas armadas rusas– un proyectil provocó un incendio en un laboratorio adyacente. La opinión pública internacional creyó entonces que los beligerantes se habían vuelto locos y que habían estado a punto de provocar una catástrofe nuclear. Pero el objetivo real del ataque era otro.
Hace poco reapareció un video grabado durante la visita del senador estadounidense John McCain a Ucrania, en 2016. En ese video se ve al hoy fallecido senador McCain en compañía de su colega y amigo Lindsey Graham y del entonces presidente de Ucrania Petro Porochenko. Los dos senadores estadounidenses visitaban Ucrania en el marco de una misión del Senado de Estados Unidos. Pero McCain era además el presidente del International Republican Institute (IRI), la rama republicana de la National Endowment for Democracy (NED). Hoy se sabe que el IRI realizó un centenar de seminarios para los líderes de los partidos ucranianos de derecha –incluyendo a los banderistas, cuyos abuelos colaboraron con los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
En el video mencionado, los senadores estadounidenses John McCain y Lindsay Graham se dirigen a oficiales del entonces “Batallón Azov”, la principal formación paramilitar banderista. Eso no debe sorprender a nadie. El senador John McCain siempre sostuvo que Estados Unidos tiene que asociarse con los enemigos de sus enemigos, sin importar su ideología, llegando incluso a defender sus contactos personales con los terroristas del Emirato Islámico (Daesh) contra la República Árabe Siria.
Antes de la intervención rusa en Ucrania, hemos desarrollado la idea de que los discípulos de Leo Strauss –los “straussianos”– sólidamente incrustados en las administraciones estadounidenses, ya venían planificando un enfrentamiento militar contra Rusia y China.
Describimos como el regimiento Azov se convirtió en el soporte paramilitar de los banderistas ucranianos y mencionamos la visita que el senador estadounidense John McCain hizo en 2016 a esos admiradores de la colaboración con el III Reich [1].
El fallecido senador John McCain no era straussiano… pero durante su campaña electoral de 2008 –siendo candidato a la presidencia de Estados Unidos– tuvo como consejero a Robert Kagan, quien, aunque siempre ha evitado que lo clasifiquen como straussiano, es uno de los discípulos más influyentes de Leo Strauss [2].