El gobernador de Córdoba jugó su carta más fuerte para apuntalar a su delfín. El armado nacional y el juego local con el que el cordobesismo va por todo.
Nadie en el peronismo cordobés dudaba de las pretensiones presidenciales de Juan Schiaretti, aunque no muchos tenían en claro que la hoja de ruta trazada por el gobernador de Córdoba ubicaba el lanzamiento en la mañana del martes 2 de mayo.
Es decir, justo al filo del inicio formal de la campaña provincial y a días de que la oposición le corriera el velo a su principal estrategia, las candidaturas de Luis Juez y Rodrigo De Loredo.
Mayo era el mes que en la mesa chica del gobernador que quiere ser presidente venía señalando como el momento de las grandes definiciones.
El primer paso tuvo lugar en San Francisco, la tierra originaria de Martín Llaryora, el candidato a gobernador de la coalición oficialista, que flanqueó con una sonrisa el anuncio de Schiaretti, que por un rato corrió del centro de la escena a la mesa de Juntos por el Cambio, que se reunió en el barrio porteño de Retiro para analizar la situación económica.