Por EDUARDO AUKAPIÑA
En aras de contribuir a la formación de memoria en los estudiantes, público en general e interesados en el proyecto, recordamos que bajo la administración del Presidente fallecido Néstor Carlos Kirchner y en ejercicio del rectorado de la Ingeniera Estela Bianchi en el año 2005 comienza a dictarse la Carrera de Ciencias de la Comunicación. La iniciativa surge de una preocupación de padres e hijos matriculados en la Universidad Católica de Salta que al verse impedidos de pagar la cuota mensual de una universidad privada vieron como alternativa gestionar el dictado de una carrera similar en la universidad estatal. Para la época se tomó algunas referencias y modelos de otras universidades estatales entre ellas de la Universidad Nacional de Córdoba y desde la Facultad de Humanidades un colectivo de docentes e investigadores de distintas disciplinas de la región, entre ellos de letras, organizaron la carrera. Dictado que comenzó en el año 2005. Por lo tanto debatir los alcances de una colegiación es considerar en la deliberación las propias concepciones y limitaciones de que se entiende por Ciencias de la comunicación. Para no caer en sesgos reduccionistas debemos antes que nada afirmar que ya fue superado la deliberación entre periodismo igual a comunicación.
El debate propuesto por la Cátedra de Prensa escrita de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional de Salta tuvo como protagonistas presenciales a la Decana de la Facultad de Humanidades Dra. Mercedes Vásquez y docentes de la cátedra. Como participantes del debate al propulsor del proyecto al Senador por el Departamento de la Caldera Miguel Calabro, a la Locutora Nacional Gloria Boresay, al periodista Fernando Climent y la periodista Elena Corvalan. Además de la intervención tomando la palabra de dos profesionales de la Universidad Católica de Salta, María Ester Herrera y Cecilia Cárdenas. Los puntos de vista con tiempos estipulados para los participantes que no superaron los siete minutos de intervención fueron completados con respuestas y aclaratorias en la medida que se aceptó el intercambio entre panelistas y oyentes.
ANTECEDENTES
Nos proponemos reflexionar acerca de las condiciones de producción de un campo de estudios particular dentro de las ciencias: el de la “Comunicación” como es el periodismo y la carrera de grado, Ciencias de la Comunicación. De tal manera que podamos operar con las nociones epistemológicas para dar cuenta de manera reflexiva que entendemos primero por “comunicación” y luego que posibilidades podríamos establecer para avanzar en la colegiatura de ese campo disciplinar.
En primer lugar la realidad socioeconómica que atraviesa el país y la región sumergen a todos los trabajadores de prensa y la comunicación a una acelerada pauperización de sus ingresos. La falta de trabajo, el trabajo precarizado y una inflación galopante fuerza a los colectivos de la comunicación a encontrar resortes organizativos para defender los escasos puestos de labor que ofrece la plaza comunicacional. En ese marco hay que entender el esfuerzo de profesionales buscando un resorte institucional que los reconozca y le asegure mínimos derechos sobre todo vinculado a los aranceles profesionales que debieran cobrar por su tarea y al sistema previsional en aras de proteger derechos luego del retiro de la profesión.
El disparador económico pareciera impulsar dos alcances que llamaremos objetivos. Uno de orden simbólico como es el reconocimiento en el campo profesional alcanzando el estatus de matriculado. El otro de orden esencialmente económico para asegurar en ese mismo campo un control de acceso a ese capital cultural y simbólico que se ve amenazado por nuevos agentes del campo que sin tener una carrera de grado o título habilitante son impulsados de manera acelerada por los dispositivos tecnológicos. En primer lugar vamos a recurrir a nociones epistemológicas de la comunicación sin obviar un ámbito más amplio como lo es la Epistemología de la Ciencia.
Para adentrarnos al tema específico de análisis de la iniciativa debemos considerar que la comunicación en el caso argentino primero hay un objeto real como práctica profesional que es el periodismo que luego se conforma como objeto teórico cuando se academiza. Por lo tanto venimos de una herencia asociativa del periodismo a lo comunicacional, situación que notoriamente se advirtió en la ponencia de los panelistas. Ahora bien, si la epistemología es una disciplina científica que va trabajar en las formas como se produce el conocimiento, es de real valía comprender y aplicar las nociones del módulo II del dictado de la cursada.
Para ello tomaremos aportes de Raul Follari quien dice que cuando el periodismo comienza con su oficio logra instituir el rol del periodista a nivel social, y muy tardíamente recién tendremos a la comunicación como un área que se va a ocupar de la comunicación en las carreras de la comunicación con todos los estudios que fueron luego desarrollándose. Situación que muy claramente lo expresó la Locutora Nacional egresada de la Universidad Católica de Salta, Gloria Boresay cuando dijo: “Hay tres sectores. Uno vinculado al ejercicio del oficio periodístico. Segundo, a los que estudiaron otras carreras que hacen programas de radio y televisión y ejercen la profesión. El tercer sector son los que eligieron la profesión estudiaron se graduaron y ejercen la profesión”. Esto significa que en el caso salteño como lo es en nuestro país en la comunicación primero hay un objeto real como práctica profesional que es el periodismo que luego se conforma como objeto teórico cuando se academiza.
Estas dos tensiones proseguirán con aportaciones de ambas procedencias ya sea del periodismo y del campo académico. Aportes que muy bien distinguieron en el debate quienes resaltaron la práctica profesional del periodismo con la formación académica en las Ciencias de la comunicación.
Para fundamentar el análisis tomamos los aportes de Susana Frutos cuando dice que si bien hay un péndulo entre lo profesional periodístico y lo académico, no es menos cierto sin embargo que eso contribuya a cierta ambigüedad sobre el objeto. Es por ello que en tramos del debate no pudo anclarse la clara diferenciación entre ejercicio del periodismo con la formación académica de la comunicación. Es el caso de la ponencia del periodista Fernando Climent cuando advierte los intentos de colegiar la profesión periodística citando los antecedentes de la fallecida periodista y legisladora Mónica Petrocelli, intento que no pudiera concretarse. Luego cuando Climent refuerza sus argumentos trayendo al presente otra iniciativa, la del periodista y legislador Darío Valenzuela quien también planteo colegiar la profesión ampliando la cobertura. Pero esta vez terminaría siendo otro intento fallido ya que rozaba la ilegalidad y la violación del estatuto del periodista que rige desde 1944, diría Climent.
Está nebulosa dominó un extenso tramo del debate ya que hubo una confusión entre lo profesional y lo científico porque no sabemos si nos referimos a un oficio o a un campo de producción del conocimiento. Es más, Andrés Gaufin periodista ex docente de la carrera negó taxativamente la dimensión científica de la comunicación.
Retomando a Susana Frutos cuando dice que esa zona gris entre lo profesional y lo científico no nos haga confundir la mirada. La investigación en comunicación no es investigar a los medios. La investigación en comunicación no es lo mismo que la investigación periodística. Si bien comparten insumos como metodologías y técnicas, en términos epistemológicos, no es lo mismo. Por lo cual hay que volver sobre el eje central de la investigación de la comunicación que es investigar el significado.
Si la construcción del significado amerita abordajes que deban contener la mayor cantidad posible de perspectivas epistemológicas, teóricas y también derivaciones metodológicas diferentes, es porque el significado no se construye de manera individual sino de manera colectiva. Si el objeto de estudio es la construcción del sentido ese objeto de estudio es complejo está atravesado por una multiplicidad de factores que tienen que ver con la historia del grupo humano, tiene que ver con el lugar tiene que ver con la construcción en términos de la matriz cultural. Entonces los abordajes en términos de la investigación deben ser diversos y múltiples para poder dar cuenta de esa complejidad que rodea a la construcción del significado.
Si Susana Frutos afirma que hay que analizar los regímenes de producción de sentido, la pregunta siguiente es si existe una epistemología de la comunicación. Ella afirmativamente diría que sí, al igual que Follari y Fuentes Navarro, pero renunciando a su pretensión universalista. Esto que quiere decir, que nosotros no podemos estudiar en Latinoamérica, en Argentina o en Salta el significado con los mismos lentes teóricos con los que se ha estudiado este objeto en otros lugares del mundo. Hay que darle especificidad y eso solo puede venir producto de un trabajo de abordaje absolutamente epistemológico. Entonces los medios masivos formaran parte de ese matriz como un área diferente pero la mirada sociocultural de la comunicación nos invita a considerar como uno de los aportes centrales de esta perspectiva el rol de la categoría de la mediación.
¿Si las Ciencias de la Comunicación tiene como origen aportes de la psicología, la sociología, la lingüística, la antropología, el periodismo y la academia, este cuerpo científico en franco crecimiento puede ser colegiado?.
Por otro lado, si equiparamos al periodismo con la Comunicación Social, estaríamos dando lugar a un reduccionismo que hace décadas ya fue superado, sobre todo en los debates epistemológicos del sur.
Para ello vamos a recuperar nociones de Samuel Huergo y Ramiro Beltrán, desde la revoltura epistémica y la denuncia de la Escuela Latinoamericana de la Comunicación al decir que no es cierto que el objeto teórico de estudio de la comunicación sea solo los medios desde una mirada medio centrista. Reafirmando a Frutos, otra catedrática santafecina como Susana Valdettaro va decir que la mediatización produce nuevos sujetos que no se pueden seguir analizando los efectos de los medios, sino que podemos hablar de la mediatización como un componente en la mediación sociocultural si queremos mirar la producción social de sentido desde la comunicación.
Finalmente vamos a robustecer nuestra mirada de análisis con los aportes de Fuentes Navarro relacionado al concepto central de la comunicación como producción social de sentido. “Es una práctica socialmente situada de producción de sentido”. “Es el punto de inicio de la investigación pero también es el punto de llegada”, dice Fuentes Navarro. Afirmación de la perspectiva sociocultural latinoamericana para dar cuenta que la investigación es básicamente la producción social de sentido sobre la producción social de sentido de otras personas. Entendiendo el sentido como práctica social no como discurso. Precisamente en una de las polémicas que señala Mardones y también en los debates metodológicos contemporáneos que nos habla Marradi aparece como un momento clave dentro de la confrontación de estas dos perspectivas justamente la doble hermenéutica. Para decir que nuestras producciones, argumentos, teorías son producciones sociales de sentido acerca de cómo los demás producen socialmente sentido acerca de un área en particular. Cada vez que la investigación en comunicación toma la producción de sentido de primer orden esta luego la interpretación sobre el sentido construido del investigador pero en un segundo orden. Lo que nosotros hacemos desde la ciencia es producir un sentido analizando sentidos ya construidos en un primer nivel porque lo que construimos en primera instancia una idea del mundo somos los sujetos sociales, quienes investigamos a otros sujetos sociales. Es decir primero construye sentido la gente y nuestra aproximación científica es la producción social del sentido acerca de la producción social de sentido. El trabajo central del investigador de la comunicación es el trabajo de la interpretación, de la interpretación que dará lugar a argumentos a conceptos a teorías de segundo orden.
Finalmente la intervención en el debate de la periodista Elena Corbalán explica que ninguna ley soluciona la falta de trabajo a la par que revela la informalidad laboral de Salta como la más alta del país dentro del periodismo. Para posteriormente advertir que no podemos arrogarnos el derecho quien sí, o quién no puede ejercer la libertad de expresión ya que el ejercicio de la libertad de expresión es inherente a la persona humana desde lo individual a lo colectivo. Ratifica la anticonstitucionalidad y anti convencionalidad del proyecto. Pone en letargo el proyecto al decir que si se flexibiliza la obligatoriedad de la colegiatura no tiene sentido crear una institución ya que de hecho podría instrumentarse una simple organización como tantas otras.
Más adelante replica aclarando que el artículo 5 del proyecto es un avance a la libertad de expresión por la obligatoriedad de la matriculación. En el mismo artículo, último párrafo, da cuenta del régimen de exclusión y disciplinamiento de los profesionales.
Aquí podemos advertir un claro posicionamiento sobre el marco regulatorio del ejercicio de la profesión periodística. De hecho la institucionalización tiene antecedentes desde 1944 con el estatuto del periodista implementado en ese entonces por el Coronel Juan Domingo Perón. En todo caso el estatus jurídico del derecho humano a la libre expresión es competencia de otra disciplina. Si la colegiatura pretende normativizar la profesión estaríamos rozando el principio general de la libertad de expresión. Si la colegiatura pretende encapsular a la producción del conocimiento científico estamos en otra dimensión del análisis. Si consideramos las precisiones de Susana Valdettaro respecto al tema cuando dice, “la comunicación como principal fuerza productiva, requiere de una formación profesional cada vez más amplia y, a su vez, específica que produce una necesidad de readaptación ambiental…”, estamos en un problema. Dilema difícil de operar en términos de la autoría del proyecto. Más aún si el carácter general y diverso del su campo con las distintas disciplinas a las cuales se acude en términos de su especificación disciplinar, es lo que caracteriza a la “comunicación” en tanto “ciencia”.
Por lo tanto podríamos arribar a algunas conclusiones preliminares desde los aportes de Merton y Bourdieu. No es casual las diferenciaciones expresadas por los egresados de la Universidad Católica (María Ester Herrera esposa del senador Calabro, Cecilia Cárdenas, Gloria Boresay) más implicados en recuperar vía la institucionalización de la profesión, es decir, el “ethos” científico del que nos habla Merton. Contraste muy marcado con los egresados de la Universidad Pública (E. Corbalán y el estudiante F. Climent). En todo caso, siguiendo a Bourdieu claramente notamos un campo en tensión e interacción con otro campo. El campo científico con el campo económico. Una colegiatura implica una caja de recaudación que mueve interese económicos. Y si la colegiatura no es obligatoria como indicó Corbalán se desmoronaría un capital en tensión. Subyace entonces el residual en disputa por el campo simbólico que está compuesto por agentes, instituciones y prácticas que se desarrollan entre los agentes. Hay de por si entonces, una lucha de intereses, conflictos con la pretensión de incorporar regulaciones que demarquen posiciones por la autoridad científica. Hay dominados y dominantes. Los que podrían pagar la cuota y los que no podrían abonar la matrícula y por ende no ejercer la profesión. Una disputa por la autoridad científica.
La comunicación tiene una dimensión “imperial” a los dichos de Valdettaro porque invade todos los saberes y todas las profesiones. Posicionamiento que coincidimos agregando una osada definición. “La comunicación es el aparato ideológico de Dios”. “Al principio fue la palabra y la palabra se hizo carne”. Existe, existió y existirá un orden de prelación fundante de la comunicación. ¿Porque? Porque hoy se constituye como “el primer poder”. Ha tomado áreas como la inteligencia artificial; los big data; la nube; diseño, marketing, publicidad; artes; lenguajes de la imagen; estados contables; el signo de las finanzas; contratos de escritura y lectura; medios de comunicación; periodismo; gestión de interfaces; estrategias de comunicación institucional y empresarial; creación e instalación de marcas; detección de tendencias de consumos simbólicos; identificación de representaciones e imaginarios; políticas culturales; producción de ciudadanías; experiencias de autogestión (youbers); arte y literatura; etc.
En conclusión la idea es liberar más que regular a partir de distinguir la naturaleza de nuestra disciplina en relación otras. La “Comunicación” es una ciencia sin límites. Difícil de colegiar por su diversidad y su generalidad. Menos aún por su dispersión y multiplicidad de objetos y abordajes. A lo sumo nuestros intentos y desafíos será lograr un ordenamiento y recorte de sus fundamentos, es decir, una “epistemología”, entrecruzando recorridos de distintas tradiciones teórico-epistemológicas.