Las jubilaciones aumentarán 27,5% en abril a partir de la publicación del decreto que oficializó la nueva fórmula de actualización, pero la norma contiene una serie de indicaciones legales que deben cumplirse y su redacción esconde el fuerte ajuste que busca ejecutar el Gobierno. La pérdida del poder adquisitivo desde diciembre podría ser de al menos 25%, una cifra que se recuperaría en el futuro.
Desde el Ministerio de Economía confirmaron que las jubilaciones en abril aumentarán un 13,2% (inflación de febrero), más un tramo compensatorio del 12,2% y un bono de $ 70.000, lo que resulta en un haber mínimo de unos $ 238.997. Economía también confirmó que modificará el decreto que establece el bono de $ 70.000 para jubilaciones de hasta $ 204.445. Esto es porque la actualización del haber mínimo a $ 172.000 hacía que el bono fuera de casi $ 33.000.
Las trampas contra los jubilados: punto por punto
Aquí se halla la primera trampa: la compensación del 12,2% corresponde a enero, un mes donde la inflación fue del 20,6%, 8,4 puntos por encima de la suma “compensatoria”. Es importante remarcar que esta pérdida de poder adquisitivo no se recupera nunca más bajo el programa propuesto por el Gobierno.
Para mayo también habrá una actualización automática con el resultado que arroje el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de marzo. Sin embargo, la norma fue redactada con la obligación legal de mantener la fórmula de jubilatoria movilidad jubilatoria vigente hasta el 1 de julio. En consecuencia, se abonará bajo la forma de “pago a cuenta”, dado que ese porcentaje deberá calcularse en base a la ley aún vigente, que es trimestral.
La ley actual fija los aumentos por medio de la cifra que se desprenda de la suma de los salarios formales y la recaudación estimada en el trimestre previo a ejecutar el incremento. En este caso, se tomaría la evolución de lo sucedido en enero, febrero y marzo, meses signados por una brusca recesión.
Dado que en julio ya queda derogada la ley actual, se comienza con el cálculo directo de la inflación de mayo. En junio, se aumenta por inflación de abril, pero atado a las comparaciones con la fórmula de movilidad anterior. La base de actualización no incluye el bono. Por ende, si con la ley actual, el trimestre diera un aumento del 16% y la inflación fuese del 20%, los jubilados cobrarían los cuatro puntos adicionales.
Según el Centro de Economía Política (CEPA), la legislación vigente arrojaría una suba en torno al 40%, aunque no se aplicará ese aumento de manera plena, ya que se descontarán las variaciones de IPC de abril, mayo y junio y el incremento de 12,5%, teniendo en cuenta que, si esto último resulta superior, los jubilados no deberán devolver el diferencial. Es decir, en junio, se aplicará la diferencia entre lo que arroje la fórmula de movilidad y se descontará la inflación de los tres meses mencionados, que podría alcanzar 63,6%.
También quedará en forma discrecional a cargo del Poder Ejecutivo el monto de los bonos, que en caso de no actualizarse favorecerán la licuación de los haberes jubilatorios. El ajuste por inflación genera que no exista ningún mecanismo para que los haberes jubilatorios recuperen el poder adquisitivo perdido.
En principio, el bono se mantendrá en el mismo nivel en abril y podría suceder lo mismo para adelante. Así, los incrementos para los jubilados con bono serían menores al del resto de las jubilaciones porque la pérdida del valor del bono compensaría parte del incremento otorgado. Según Luis Campos, investigador del Instituto de Estudios y Formación de la CTA – Autónoma, quienes no cobran el bono van a recuperar lo perdido en los primeros meses del año, pero los haberes se van a congelar en niveles que son casi un 40% más bajos que a fines de 2019.
¿Cuánto pierden las jubilaciones?
En abril, un jubilado que detenta el haber mínimo cobraría $ 238.997,365, bono incluido. Siguiendo las proyecciones publicadas en el Relevamiento de Expectativas de Mercado del Banco Central respecto al seguimiento de la inflación (14,3%), en mayo las jubilaciones deberían alcanzar alrededor de $193.000, sin bono. En caso de que el Gobierno decida repetir el pago de marzo y abril, la suma ascendería a los $ 263.000.
Según estimaciones del CEPA, respecto del primer trimestre de 2023, las jubilaciones en abril quedarían 32,5% por debajo en términos reales. En febrero, “tocarían un mínimo de -47% comparado con el mismo trimestre”, y de esta forma, los jubilados “pueden aspirar, en el mejor de los casos, a que la pérdida se consolide en torno a 25%”.
De acuerdo a lo que calculó la economista del CEPA Carolina Berardi, teniendo en cuenta esta estimación de la suba de precios del REM para marzo, el bono a otorgar en abril debería ser de 94.000 pesos para que los jubilados puedan recuperar el poder adquisitivo perdido. Es decir, de 24.000 pesos más que el que realmente será entregado.
De hecho, tal como viene sucediendo en los últimos meses, un jubilado que cobra la mínima, como es el caso de aproximadamente el 65% de los titulares, quedará en abril por debajo de la línea de la pobreza. Los 685.041 pesos que actualmente se estiman que son necesarios para abonar los costos básicos que tienen los adultos mayores están muy lejos de la jubilación mínima.