Tras medio año de haberle declarado la guerra al movimiento palestino Hamás, los tres altos funcionarios del gabinete de guerra de Israel están profundamente divididos entre sí y no consiguen ponerse de acuerdo sobre asuntos clave en el conflicto.
Según un artículo publicado por el medio estadounidense The Wall Street Journal, los antaños rencores y las discusiones sobre cómo combatir a Hamás han deteriorado las relaciones entre el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu; el ministro de Defensa, Yoav Gallant, y el exjefe del Ejército israelí, Benny Gantz.
La nota, que cita a funcionarios familiarizados con el tema y a expertos en Defensa, sostiene que los tres hombres no consiguen llegar a un acuerdo sobre los temas más relevantes de la guerra: cómo lanzar una ofensiva militar decisiva; liberar a los rehenes israelíes y gobernar el enclave palestino de posguerra.
Así, se lee en el texto, Netanyahu se empeña cada vez más en intentar dirigir la guerra en la Franja de Gaza por sí solo. A decir de funcionarios israelíes, el primer ministro no ha informado a Gallant y Gantz sobre decisiones clave y, en un esfuerzo por ganar control sobre el suministro de alimentos y ayuda a Gaza, ha considerado nombrar a un funcionario de ayuda humanitaria que le reporte directamente, pasando por alto al ministro de Defensa.
“Es muy difícil para el primer ministro obligar al Ejército a hacer lo que quiere si el ministro de Defensa no está alineado con él“, dijo al WSJ el fundador del grupo de expertos Foro de Seguridad y Defensa de Israel, Amir Avivi. “Esta falta de alineación está haciendo que las cosas para Netanyahu sean muy, muy difíciles”.
En cuanto a Gallant y Gantz, indica el medio, se dice que ambos están tratando de excluir al primer ministro de las decisiones, pese a que apenas se dirigieron la palabra durante más de una década, antes de unirse al gabinete de guerra.
Gantz, además, ha expresado anteriormente su deseo de derrocar a Netanyahu y, a principios de este mes, llamó a adelantar las elecciones a septiembre, luego de que decenas de miles de personas se manifestaron contra el manejo de la guerra por parte del primer ministro. Según el WSJ, se trata de una señal de que las bases del exjefe del Ejército israelí se sienten frustradas con su papel en el actual Gobierno.