Monseñor Samuel Jofré, obispo de Villa María, dirigió este lunes una carta a la comunidad diocesana, en la que abordó las condiciones económicas “que están afectando a muchos hermanos, algunos de los cuales no ven cubiertas sus necesidades básicas”.
Refiriéndose a la pobreza en la Argentina, señaló que no se debe a una calamidad natural ni a una agresión extranjera, sino que “es consecuencia de nuestros propios desórdenes, personales y comunitarios, morales y políticos, sin descartar ineptitud de algunos funcionarios”.
A su vez, denunció que “estos desórdenes se vienen arrastrando y acumulando desde hace décadas, por lo que cualquier intento de mejorar tardaría un tiempo en dar sus frutos”. Sin embargo, aseguró que “el hambre y la alimentación no pueden esperar, particularmente en los niños”.
Por eso, animó a toda la comunidad a una actitud eficaz, “para aliviar entre nosotros el flagelo del hambre”. “Quiero pedirles que en nuestras parroquias u otras instituciones nos movilicemos para ayudar a que nadie sufra hambre a causa de nuestra indiferencia”, instó.
Aunque aseguró que “no es poco lo que hace el Estado en sus diferentes niveles, así como las escuelas y otras iniciativas particulares”, invitó a procurar complementarlas en lo que haga falta.
“Dejo a la iniciativa y creatividad de cada uno el modo de concretarlo. Sí les pido a los párrocos que las Cáritas parroquiales instrumenten modos de canalizar la generosidad de la comunidad y gestionen de la manera más eficiente posible esa ayuda, contando también con Caritas diocesana”.