Desde que el régimen israelí inició su guerra genocida en Gaza y posteriormente en Líbano, matando a decenas de miles de personas inocentes, en su mayoría niños y mujeres, los iraníes han demostrado su inquebrantable solidaridad y apoyo a las poblaciones afectadas a través de diversas contribuciones.
Algunas mujeres han donado sus joyas de oro, mientras que otras han ofrecido ayuda monetaria o han recaudado fondos vendiendo sus bienes. Estos esfuerzos han sido facilitados mayormente por organizaciones benéficas locales.
Las organizaciones benéficas estatales y gubernamentales también han lanzado sus propias iniciativas para abordar de manera más efectiva las necesidades de la gente en Gaza y Líbano, proporcionando una línea de vida a quienes luchan en medio de la guerra genocida que continúa tras 382 días.
Trabajadores de la caridad, recaudadores de fondos y donantes han expresado anónimamente sus emociones en las redes sociales, describiendo las decisiones difíciles que enfrentan al hacer o recolectar contribuciones.
“Cuando estábamos comprando para la boda, apenas compré algo. Reducimos todas las compras y mi esposo y yo decidimos comprar un buen juego de oro como inversión para nuestra vida, algo a lo que aferrarnos en tiempos de necesidad”, escribió Zahra, otra donante que había entregado sus joyas para el pueblo de Líbano, golpeado por la guerra.
“Ese día de necesidad fue hoy. Mi juego de oro cumplió su propósito, y todas las compras de la boda que se sacrificaron por este set también se utilizaron bien”, añadió.
Atiyeh, una trabajadora benéfica, comentó: “Una mujer de mediana edad, en una ceremonia de duelo por la familia del Profeta (P), se sentó en silencio a mi lado. Había escuchado que estábamos recolectando joyas para los libaneses”.
“Con suavidad, colocó sus aretes en mi mano y dijo: ‘Esta es la única joya que tengo. No es mucho, me da vergüenza. Estos son un regalo del Día de la Madre de mis hijos’. Le dije que la cantidad no importa; lo que cuenta es su gran corazón”, añadió rápidamente.
Hadis, madre de tres hijos, también decidió donar las monedas de oro que recibió al nacer cada uno de sus niños.
“Por la misericordia de Dios, tengo tres hijos sanos y rectos. Estas monedas me fueron dadas como regalo y las había guardado para gastar cuando fuera necesario”, comentó.
“Hoy puedo renunciar a los regalos que mis hijos me dieron y, en su lugar, pedir a Dios que los acepte en Su gracia y los críe como soldados de la fe. Y pronto, si Dios quiere, viajaré con ellos a Al-Quds, donde ofreceremos juntos una oración de gratitud”.