Papa al visitará una cárcel de mujeres de Venecia

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El domingo 28 de abril, el Papa Francisco estará en Venecia con motivo de la Bienal de Arte y visitará el Pabellón de la Santa Sede, situado en el interior de la cárcel de mujeres que acoge la exposición “Con mis ojos”, comisariada por Chiara Parisi y Bruno Racine, y promovida por el prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, cardenal José Tolentino de Mendonça.

La de pasado mañana es considerada una visita importante, ya que es la primera del Papa a Venecia. La participación de la Santa Sede en la bienal comenzó en 2013, gracias a la labor del entonces presidente del Consejo Pontificio de la Cultura, cardenal Gianfranco Ravasi.

Cuatro reclusas detenidas en medida cautelar se desempeñarán como guías de los visitantes que vayan a descubrir las obras de arte y los espectáculos que depara el Pabellón de la Santa Sede en la Bienal de Arte , que hasta el 24 de noviembre se ambientará en un contexto particular, como es la cárcel de mujeres de la isla de Giudecca.

“Las reclusas están muy contentas de participar en una obra cultural, pero también de relanzar su humanidad”, explicó a Vatican News el padre Antonio Biancotto, capellán de la cárcel, y agregó: “Es una apuesta por su humanidad recuperada, tras un período de expiación de la pena. Yo diría, por tanto, que es una experiencia con un alto valor cultural, pero sobre todo humano”.

El capellán reveló que las reclusas, además, están muy entusiasmadas por este “sueño increíble” de ver y estar con el Papa.

El tema de esta edición de la Bienal, comisariada por el brasileño Adriano Pedrosa, director artístico del Museo de Arte de San Pablo, es “Extranjeros en todas partes”, indicando una condición universal que todos pueden experimentar, especialmente en la cárcel, un lugar adonde uno entra como un forastero y es percibido como tal incluso desde fuera.

“Aquí, las reclusas se sienten huéspedes, lo viven como un lugar de paso antes de volver a sus casas y a sus familias”, explicó el capellán, y agregó: “También hay quienes tienen que cumplir una larga condena, tal vez de años y años, de modo que ese sitio también debe percibirse como un poco propio, un espacio donde puedan mejorar y recuperarse”.

El domingo 28 de abril, el Papa Francisco estará en Venecia con motivo de la Bienal de Arte y visitará el Pabellón de la Santa Sede, situado en el interior de la cárcel de mujeres que acoge la exposición “Con mis ojos”, comisariada por Chiara Parisi y Bruno Racine, y promovida por el prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, cardenal José Tolentino de Mendonça.

La de pasado mañana es considerada una visita importante, ya que es la primera del Papa a Venecia. La participación de la Santa Sede en la bienal comenzó en 2013, gracias a la labor del entonces presidente del Consejo Pontificio de la Cultura, cardenal Gianfranco Ravasi.

Cuatro reclusas detenidas en medida cautelar se desempeñarán como guías de los visitantes que vayan a descubrir las obras de arte y los espectáculos que depara el Pabellón de la Santa Sede en la Bienal de Arte , que hasta el 24 de noviembre se ambientará en un contexto particular, como es la cárcel de mujeres de la isla de Giudecca.

“Las reclusas están muy contentas de participar en una obra cultural, pero también de relanzar su humanidad”, explicó a Vatican News el padre Antonio Biancotto, capellán de la cárcel, y agregó: “Es una apuesta por su humanidad recuperada, tras un período de expiación de la pena. Yo diría, por tanto, que es una experiencia con un alto valor cultural, pero sobre todo humano”.

El capellán reveló que las reclusas, además, están muy entusiasmadas por este “sueño increíble” de ver y estar con el Papa.

El tema de esta edición de la Bienal, comisariada por el brasileño Adriano Pedrosa, director artístico del Museo de Arte de San Pablo, es “Extranjeros en todas partes”, indicando una condición universal que todos pueden experimentar, especialmente en la cárcel, un lugar adonde uno entra como un forastero y es percibido como tal incluso desde fuera.

“Aquí, las reclusas se sienten huéspedes, lo viven como un lugar de paso antes de volver a sus casas y a sus familias”, explicó el capellán, y agregó: “También hay quienes tienen que cumplir una larga condena, tal vez de años y años, de modo que ese sitio también debe percibirse como un poco propio, un espacio donde puedan mejorar y recuperarse”.

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