Nos están engañando. No quieren separar la Iglesia del Estado. Ese es el cuento, el discurso.
Van por la desacralización de la sociedad. Quieren legiones de ateos, sin principios, sin convicciones, sin amor por nada, ni por ellos mismos.
Este es el embate más fuerte de los enemigos de Dios y del hombre.
No quieren sacar al catolicismo. Quieren sacar a cualquier confesión. Buscan el individuo sin Dios, sin ninguna providencia que vaya más allá de la levedad de un discurso que así como vacío, así también es de violento.
No les importa que tenga sotana o hábito, que sea pastor o maestro. No quieren ninguna referencia sobrenatural.
¡Cuidado pues, porque ya han llegado a las escuelas esparciendo la ideología de género que obra igual que el agua caliente en la raíz de las plantas!
Estudien, lean, no sigan así nomás a los modernos profetas del odio y la división social. Infórmense antes de opinar, por favor. La situación es mucho más grave de lo que parece.
No se trata de sacar crucifijos o imágenes de los claustros o edificios públicos. ¡Ojalá fuera eso nada más!
Se trata de matar el espíritu.
Y sabemos que un hombre o mujer sin espíritu, no es más que un cadáver.
Es la avanzada más fuerte de la izquierda atea y la derecha forcluida que está siendo utilizada por los diseñadores del Nuevo Orden Mundial.
