Cristina Kirchner echó a 40 empleados de planta temporaria del Senado que figuraban como asesores del bloque UCR, porque en dos años nunca se conectaron a trabajar por zoom en ninguna dependencia y por lo tanto eran “ñoquis”, como se conoce en la administración pública a quienes cobran y no aparecen.
Pero unos 40 no hicieron ni una cosa ni la otra y aún en tiempos de pandemia, no aparecieron en ninguna reunión virtual prestando servicio. El 3 de enero, Alonso firmó una resolución cesanteándolos, pero recién este miércoles la UCR filtró la noticia en los medios y la definió como una venganza por no haber avalado la ley de bienes personales el 29 de diciembre, que se sancionó igual.
Cristina podría sacarle a Juntos sus presidencias de comisiones en el Senado
En el Frente de Todos no le perdonan a los jefes opositores que hayan especulado con frustrar la sesión cuando supieron que el oficialista Guillermo Andrada tenía Covid. Finalmente se pudo sesionar con la colaboración de la riojana Clara Vega, aliada de Juntos por el Cambio hasta unos días antes.
Fuentes de la conducción del Senado niegan que se trate de un pase de facturas y recuerdan que los radicales ya habían sido advertidos que no podían tener personal nombrado sin aparecer por ninguna oficina, ni siquiera las virtuales.
“Ninguno de los 40 se quejó y no cobraron el sueldo en febrero. Claramente el pase de facturas fue entre los padrinos de varios de ellos y recién ahora lo quisieron hacer público”, interpretan desde el oficialismo.
En la conducción radical explicaron que puede haber habido algunos empleados que no consiguieron refugio en algún despacho en 2019 y con la pandemia no se preocuparon en buscarlo.
“Un administrativo de despacho no es tan fácil que consiga otro senador”, admitieron, pero creen que no son los únicos casos y les apuntaron por el mal clima que hay después de la última sesión.
El recinto no abrirá hasta el 24 de febrero y sólo para el acto protocolar de elegir autoridades. No hay consenso para tratar leyes hasta nuevo aviso.